Entra. Azota la puerta. Sube las escaleras y su prisa me advierte el desastre. Se detiene frente a mi. "Te amo" dice.
Ah, no, "adiós" dice. "Ya no te quiero. Necesito aire".
O lo dije yo...
"Te quiero pero ya no te amo".
Ahora se que lo amaba tanto que ya era momento de irme.