Hueco:
a) Espacio vacío, constantemente presente, donde antes habitaba un algo.
b) Espacio requerido, inexistente, necesario para guardar aquello que sigue latiendo.
Yo
colecciono huecos. Tengo un montón, los clasifico, les pongo nombre y
apellido. Afectos muertos, cicatrices gruesas, orgasmos (a secas),
sueños perdidos, amores que me olvidaron.
Los barro y sacudo
religiosamente cada tres meses. De vez en cuando vengo y les prendo una
velita para que no se sientan tan fríos. Ya se que no sienten pero a
veces creo que respiran. Y si respiran, ¿pueden pudrirse no? Ay Dios que
no pase eso porfavor. Es que aprendí que si no los cuidas se llenan de
cualquier cosa. Tenía uno tan chuequito que me daba vergüenza, y un día
atiborrada de vino decidí abandonarlo. Pero otro día de Diciembre
mientras vagaba en el limbo me lo encontré de nuevo, y ya estaba lleno
de... Me tomó meses limpiarlo y nunca quedó como antes. Simplemente dejó
de ser un hueco. Ahora son veinte kilos los que me pesa de mas. Y por
más que intento no puedo quitarle ese olor a perfume barato.
También
aprendí que en los huecos no puedes meter cualquier cosa. Ahora mismo
tengo un sueño enfermo en mi mano como un pajarito dormido. Busco el
hueco, el cajón y el candado para olvidarlo. Lo siento respirar, ya no
se mueve, perdió las alas, muere de sed y en mis huecos ya no hay
espacio para él. Por eso sigue en mi mano y aprieto suave. Me duelen los
dedos de apretar tanto.
2 comentarios:
Reí hasta dolerme el estómago con esa del perfume barato... O sea, la cara de fuchi que debiste haber puesto no tuvo precio.
Muy buena entrada.
Ay, querida Paulina… como si vivieras adentro de mí… eres tan profunda y sensible… los míos llegaron a ser 30… por suerte ya voy de bajada… jeje. Lo voy a compartir!!!
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