viernes, 19 de abril de 2013

Mi fe

A los 30 años deje de creer en el amor. Hoy el amor es un intercambio de beneficios, tanto externos como internos, en los que intervienen diversos sentimientos como la admiración y el enculamiento, la decepción y repulsión, y que nada tienen que ver con los cuentos de hadas ni con los beneficios sociales de vivir en pareja. Luego, después de un par de años, con fortuna, mucho trabajo y carisma posiblemente aparezcan pulsiones de luz, vagas o intensas pero momentáneas manifestaciones de luz pura y transformadora. De esa que lleva al gusano de la mano hasta convertirse en mariposa, de esa que te transforma sin querer en alguien mejor. Aquí radica mi fe, en encontrar a alguien que me guste mucho, al que yo le guste mucho, que juntos nos hagamos reír y olvidemos el día y la hora. Que me deje ser, que no trate de cambiar nada de mi, que amemos y luchemos mutuamente por nuestra libertad. Que nos veamos a los ojos como seres humanos conmovedoramente falibles. Y que convergan las fichas que nos permitan un momento puro de luz transformadora. Con eso, Dios, Allah, puedo morirme tranquila. Inshallah.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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