Dos mariposas blancas bailaron alrededor de mi durante varios minutos. Segundos antes yo goteaba bajo el sol plantada frente a una vulcanizadora. Un señor de cara larga arreglaba mi llanta desinflada por alguna fea persona. Y mientras ellas revoloteaban alrededor, y yo giraba atraída por ellas, me olvidé de mi.
Allahu Akbar.
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